El silenciamiento de la Voz de América por parte de Trump genera conmoción e indignación

La decisión del presidente Trump de desmantelar la agencia gubernamental que supervisa la Voz de América (VOA) ha conmocionado a su personal, al que se le ha ordenado dejar de trabajar, y ha alimentado la preocupación de que Estados Unidos esté retrocediendo como defensor de la libertad de prensa en todo el mundo.

El presidente firmó durante el fin de semana una orden ejecutiva que apuntaba esencialmente a eliminar siete agencias federales, incluida la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM), un organismo federal que gobierna la VOA y varias otras redes alrededor del mundo, como Radio Free Europe y Radio Free Asia.

Los empleados que hablaron con The Hill esta semana describieron un lapso caótico de 48 horas después de que los empleados recibieron un correo electrónico el sábado diciéndoles que dejaran de informar hasta nuevo aviso.

A los reporteros, editores y productores se les informó que habían sido puestos en licencia administrativa paga con efecto inmediato como resultado de la orden de Trump, y de inmediato perdieron el acceso a los sistemas de tecnología de trabajo, las herramientas de informes y las oficinas de VOA en el centro de Washington, DC. 

"Todos quedaron impactados", declaró un miembro del equipo de la VOA a The Hill, señalando que el medio tiene empleados, freelancers y trabajadores por contrato en varios continentes. "Es como las Naciones Unidas de la angustia emocional aquí".

Hasta el martes, los empleados de VOA no habían sido informados sobre cuánto tiempo permanecerían de licencia ni habían recibido ninguna indicación de cuál será el destino a largo plazo de la vasta infraestructura de informes globales de la red.

La Voz de América ha sido durante décadas un símbolo de la libertad de expresión y un canal clave para comunicar los ideales estadounidenses de transparencia y democracia en todo el mundo.

“Cuando un reportero de la VOA pregunta si estas fueron unas elecciones libres y justas, porque son estadounidenses y pueden salirse con la suya, abre la puerta para que otros periodistas locales hagan lo mismo”, dijo un reportero que trabajó durante años en África. 

La abrupta decisión de cerrar la VOA ha conmocionado a sus bases, pero las señales de un cambio masivo en la agencia han sido evidentes durante semanas.   

A finales del año pasado, Trump designó a Kari Lake, una conservadora agitadora y ex presentadora de noticias de televisión, para dirigir la agencia, y ella ha estado actuando como asesora principal de la agencia. 

Lake apoyó públicamente la orden ejecutiva de Trump durante el fin de semana y prometió ayudarlo a erradicar el “desperdicio, el fraude y el abuso” en la VOA. 

Lake había rechazado previamente las sugerencias de que el medio se convertiría en "Trump TV" bajo su dirección, pero también ha señalado que le gustaría ver a VOA producir contenido y cobertura que esté más en línea con el mensaje de Trump. 

“Desafortunadamente, el producto no es nada proestadounidense”, declaró Lake durante una entrevista reciente con Steve Bannon, también leal a Trump y personalidad mediática. Lake también alegó que la cadena estaba gastando dinero “imprudentemente” y que se necesitan cambios en su funcionamiento.

Originalmente creada por el gobierno de EE. UU. después de la Segunda Guerra Mundial como plataforma para difundir mensajes occidentales durante la Guerra Fría, Voice of America en los últimos años ha proporcionado noticias e información en casi 50 idiomas a una audiencia semanal estimada de más de 354 millones de personas.

Pen America, un importante grupo de libertad de prensa, en una declaración a The Hill calificó la decisión de la administración de esencialmente cerrar VOA como "una pérdida devastadora para la verdad y la democracia global" y pidió al Congreso que proteja el medio.

“Estas cadenas ofrecen noticias independientes y programación cultural en sociedades cerradas donde la libertad de prensa está bajo asedio”, afirmó la organización.

David Kligerman, quien anteriormente trabajó como director jurídico y asesor general de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales, argumentó que la medida de Trump podría basarse en un fundamento jurídico inestable.

“Destruir esta fuente confiable de información vital de la noche a la mañana no solo no tiene precedentes, sino que también es ilegal, como lo es el cierre de la agencia y la colocación de todos sus empleados en licencia administrativa”, dijo Kligerman. 

Esta medida otorga a los leales del presidente Trump vía libre para invertir 700 millones de dólares al año en emisoras alineadas con agendas políticas, en lugar de en información esencial necesaria en países cerrados y más allá.

El martes por la noche, Radio Free Europe/Radio Liberty demandó a Lake y a la administración Trump en un tribunal federal en Washington, DC, argumentando en documentos judiciales que habían socavado el poder del Congreso sobre el dinero. 

Reporteros Sin Fronteras, que defiende los derechos de los periodistas en todo el mundo, estima que actualmente hay más de media docena de reporteros de USAGM encarcelados en el extranjero por su trabajo para el medio, y califica la medida de la administración como una "traición".

La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios, ni tampoco lo hizo un representante de VOA.

El director de la agencia, Michael Abramowitz, durante una entrevista con CBS News esta semana, calificó la decisión de cerrar la VOA como un "golpe autoinfligido" a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.

“Si Estados Unidos se retira del campo de juego y se lo cede a nuestros adversarios, entonces contarán las narrativas que la gente de todo el mundo escuchará, y eso no puede ser bueno para Estados Unidos”, dijo Abramowitz. “Escucharán una narrativa antiestadounidense. Tenemos que combatirla”.